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La pandemia del coronavirus amenaza con una recesión global y una desaceleración del crecimiento anual. La rápida propagación de la enfermedad ha provocado pánico en los mercados financieros. Países han ordenado el cierre total de tiendas y empresas. La industria de las aerolíneas y cruceros ya han visto su impacto. Pero, ¿cómo esto afectará a Puerto Rico?
El presidente de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Heriberto Martínez Otero, recordó que el archipiélago borincano es una economía en la que el 88% del Producto Nacional Bruto es del consumo privado de las personas y familias.
“Por lo tanto, si este virus -que tiene como resultado incertidumbre generalizada, pánico generalizado y toques de queda para que las personas se queden en su casa en aislamiento- va a tener un impacto inmediato, a las dos semanas, en que el mercado y la sociedad no van a estar funcionando como de ordinario”, explicó.
Y, si esto se prolongara por unos dos meses, Martínez Otero aseguró que quienes más sufrirán el impacto serán las pequeñas y medianas empresas que, por lo general, son capital boricua, ya que las grandes empresas foráneas tienen mayor capacidad económica y acceso a financiamiento que hacen que puedan tolerar la crisis por más tiempo.
“El problema que tenemos hoy es que nuestra infraestructura empresarial local es débil, se agrupa mayormente en lo que son pequeñas y medianas empresas, necesitan mucho financiamiento y una actividad económica que sea normal para poder hacer sus negocios. Al momento que se interrumpe la normalidad en los mercados y en la economía, inmediatamente estas empresas sufren mucho y son las que, por lo general, más rápido tienen que cerrar. Y ahí es que viene el impacto negativo de mediano y largo plazo. Son personas que se quedan sin empleo, son áreas de la economía que entonces son ocupadas por capital foráneo, por lo tanto, se debilita nuestro ecosistema empresarial”, expuso.
Por su parte, el economista y profesor José I. Alameda Lozada detalló que los costos de una pandemia se pueden ver en tres grandes categorías: directos (gastos en hospitales, vacunas, medicinas, etc.); indirectos (gastos de productividad por personas que se enferman y no pueden producir bienes y servicios); y los externos (aquellos que generan efectos macroeconómicos globales).
Para el experto, la última categoría será la de más impacto en Puerto Rico puesto que la posible caída del turismo, por el golpe a las aerolíneas y cruceros, tendrá un efecto multiplicador en los taxistas, los restaurantes, venta de gasolina y venta de souvenirs. “Todo lo que típicamente el turista gasta se cae al piso”.
Alameda Lozada citó a la consultora Capital Economics, que estima que el brote de coronavirus costará más de $280,000 millones tan solo en los primeros tres meses del año.
Además, recordó el problema de autosustentabilidad alimenticia que existe en el la Isla.
“En alimentos, prácticamente, el 80% es importado y entra por barco. Así como la materia prima para las compañías. ¿Y si el sistema de transportación se cae por el efecto del miedo?”, cuestionó.
Asimismo, trajo a colación lo que se denomina como la economía del miedo, que tiene el efecto de aguantar muchas de las actividades económicas.
“Está afectando a todo el mundo la economía del miedo, la incertidumbre, la incapacidad de predecir con exactitud qué va a pasar mañana”, indicó.
Es por esto que Martínez Otero criticó las gestiones realizadas por el gobierno de Donald Trump y Wanda Vázquez Garced ante esta emergencia.
“Tanto el gobierno de Estados Unidos como el de Puerto Rico han tardado demasiado en reaccionar. Entonces, se te difumina el pánico por toda la sociedad, se te genera un ambiente de mucha incertidumbre y se te genera el disloque económico porque la gente aguanta su inversión, aguanta su gasto, se quedan en sus casas y tiene un impacto negativo en toda la economía”, dijo.
Puerto Rico lleva más de una década con una economía que no se recupera. En mayo de 2017, el entonces gobernador, Ricardo Rosselló Nevares, tomó la decisión de llevar al gobierno a la quiebra bajo la Ley Promesa.
Cuatro meses después, el huracán María destruyó el País. A principios de año el suroeste sufrió una larga actividad sísmica que afectó cientos de residencias y comercios. Ahora, la llegada del coronavirus.
“Es llover sobre mojado. Aquí lo que ha habido es una macacoa de María para acá”, describió Alameda Lozada.
Mientras, Martínez Otero le sumó el sufrimiento a consecuencia del retraso de los fondos federales para la reconstrucción del huracán María.
“Lo que podemos concluir es que hemos tenido un periodo demasiado largo en que la economía ha funcionado de forma distinta y eso ha sido adverso para la economía, las empresas y las familias, y eso al final lo que provoca es mayor migración. La migración, al final del día, es el mayor de todos los males”, expresó.
El presidente de la Asociación de Economistas señaló que la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal publicó recientemente su último informe con los datos ajustados del crecimiento posterior al catastrófico impacto del fenómeno atmosférico de septiembre de 2017 y lo disminuyó de un 7-7.8% a un 2.9%.
“Y ya este año estamos en terreno negativo, nuevamente. O sea, que el impacto positivo que Rosselló decía que iba a ocurrir por los fondos de reconstrucción, por el rebote de la economía, nunca ocurrió”, aseveró.
Esas promesas incumplidas, el modo de atender las emergencias recientes, el mal manejo de las muertes durante el huracán y los suministros han suscitado una desconfianza evidente de la ciudadanía en el aparato gubernamental.
“Es el momento en que el gobierno de Puerto Rico, así como las instituciones públicas y privadas, tienen para demostrar que son capaces de enfrentar grandes retos porque es evidente que esta próxima década con temas como el calentamiento global, cambio climático, coronavirus, no va a ser un tiempo fácil y si la gente no confía en sus instituciones se van a ir y vamos a llegar al peor de los mundos posibles: un país vacío, incapaz de pagar sus deudas e incapaz de dar bienestar a las personas que se queden en Puerto Rico”, proyectó Martínez Otero.
Por José Karlo Pagán
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