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La oposición de Nicaragua urgió este sábado anticipar la salida del gobierno del presidente Daniel Ortega, tras desatar una feroz represión contra manifestantes en la sureña ciudad de Masaya, que fue convertida en “una zona de guerra” con enfrentamientos entre policías y cientos de personas defendiéndose con armas caseras en las calles, constató un equipo de Afp.
“Hay un muerto, heridos, detenidos. Estamos en un fuego cruzado”, dijo a la Afp el presidente de la Asociación Nicaragüense de Protección a Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva.
En Masaya, 30 km al sur de la capital, “los barrios se organizaron para proteger sus calles” de los antimotines que “están agrediendo al pueblo”, afirmó a la AFP Jonhatan José, un poblador de Masaya, quien dijo que un francotirador mató a su vecino de un disparo en el pecho.
En la ciudad se escuchan detonaciones de morteros artesanales, disparos y hay gases lacrimógenos, constató el equipo de Afp que se trasladó a Masaya, mientras pobladores les advirtieron que “hay un francotirador posicionado” en el parque.
También se registraron nuevos incendios y saqueos.
“Aquí es como un desierto, no hay comercio, no hay nada, (me siento) desesperada, acongojada, triste. La situación está horrible, horrible, horrible”, dijo entre lágrimas una residente del lugar Vanesa, quien vive encerrada en su casa con sus tres hijos y su nieto.
Masaya es un antiguo bastión sandinista que se ha sublevado contra el gobierno, que ha sufrido una fuerte represión y saqueos desde que iniciaron las protestas en Nicaragua el 18 de abril, y que dejan más de un centenar de muertos.
“La exigencia de la ciudadanía que está en las calles es salir a lo inmediato del desgobierno del Ortega”, demandó la dirigente opositora de la sociedad civil Azhalea Solís.
Caos y muerte
A la lista de fallecidos se sumó este sábado un ciudadano estadounidense, de nombre Sixto Henry Viera, de 48 años, confirmó la embajadora estadounidense en el país, Laura Dogu, en un tuit.
El estadounidense falleció en Managua por disparos de armas presuntamente de turbas afines al gobierno.
La policía por su parte informó de saqueos, incendios y disturbios en las últimas horas en al menos seis ciudades, incluidas Managua y Masaya.
Informó que en el municipio de Diría, departamento de Granada (sur), grupos delincuenciales quemaron la casa comunal, una escuela, y al menos tres vehículos del partido sandinista, dijo la policía, que atribuyó los actos a la “derecha”.
Ortega desoye a la comunidad internacional
En las últimas dos semanas, la violencia en Nicaragua ha crecido pese al llamado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional (AI) han hecho al gobierno para que cesara de inmediato la represión contra los manifestantes.
Tampoco han tenido efecto los pedidos de Estados Unidos, principal socio comercial de Nicaragua, de las Naciones Unidas (ONU), ni de la Unión Europa (UE) que han expresado su preocupación por la violencia que vive el país centroamericano a raíz de las protestas.
Amnistía Internacional acusó el lunes en un informe al gobierno nicaragüense de usar fuerzas paramilitares, conocida como “turbas”, para reprimir las protestas.
Lejos de detenerse, dos días después, la policía y fuerzas de choque del gobierno atacaron a balazos a una multitudinaria manifestación opositora que era encabezada por las madres que han perdido a sus hijos en las protestas, en una sangrienta jornada que dejó al menos 16 muertos.
“Son muchas las evidencias de que Ortega se atrinchera militarmente para resistir y mejorar sus posiciones de negociación”, denunció el excomandante guerrillero Henry Ruiz en un artículo de opinión.
A juicio del exdiputado opositor Eliseo Núñez, el mandatario ha demostrado que no está dispuesto a ceder a las demandas de democratización que han motivado las protestas y en represalia ha creado un ambiente de “caos”.
“Ortega no ha terminado de entender que el camino de la represión lo aleja de cualquier tipo de” arreglo político y que si continua la represión la resistencia contra su gobierno aumentará, alertó Núñez.
Cuestionó, a su vez, el acuerdo alcanzado entre la Organización Estados Americanos (OEA) y el gobierno de Nicaragua de trabajar en los próximos seis meses en una reforma al resistido sistema electoral, como salida a la crisis que vive el país centroamericano.
“A estas alturas la propuesta de la OEA resulta insuficiente, solo le daría un respiro” al gobierno, advirtió Núñez.
Ortega, en el poder desde 2007, tiene previsto concluir su tercer mandato sucesivo en enero de 2022.
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