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Jorge Luis Pérez, gerente general del Centro de Convenciones de Puerto Rico (CCPR), está acostumbrado a lidiar con escenarios caóticos. Administra el imponente recinto de 600,000 pies cuadrados que sirve de escenario para actividades que requieren una logística monumental.
En esta ocasión, sin embargo, el reto era aún más monumental. No se trataba de servir el plato de comida perfecto, de cumplir con las requisiciones de un artista, ni de habilitar el escenario y ubicar la luminaria indicada. Se trataba de proteger vidas, de crear las condiciones perfectas para encaminar la ayuda para un país destruido, fatigado, inoperante y en una búsqueda continua de una normalidad que cada día parece estar más lejos.
Ahí fue que comenzó el verdadero desafío. Uno que inició el 10 de septiembre luego que el huracán Irma dejara una leve estela sobre el país e impactara severamente a las Islas Vírgenes Americanas y las Británicas. Puerto Rico se convirtió en refugio para unas 250 personas. Ese fue el verdadero ensayo para lo que se avecinaba. Ocho días después atizó María.
“Dejamos de ser un centro de reuniones, de convenciones y de entretenimiento para convertirnos en un centro de refugio.”, señaló Pérez desde su oficina en el tercer nivel del edificio que lleva el nombre del ex gobernador Pedro Rosselló González.
A partir de ese instante, la majestuosa estructura dejó de ser lo que era para convertirse en el Centro de Operaciones Estatales (COE) relacionadas a la recuperación del país. Allí convergen representantes de las agencias gubernamentales con el contingente militar que se ha desplazado a la isla en una misión humanitaria, cuyos tentáculos se forjan desde el frío edificio hasta extenderse a los 78 pueblos. Al menos, esa es la intención.
“Días después de Irma ya habíamos acordado (con el Gobierno) espacios para la celebración de conferencias de prensa en sustitución a la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias (Aemead) y había un mini centro de mando que iba a operar inmediatamente después del paso de María… no a la escala de lo que se ha convertido hoy, pero sí había ese plan”, señaló.
Policías, militares, agentes de rentas internas, periodistas, fotógrafos, relacionistas públicos, empresarios, políticos, jefes de agencias y hasta el gobernador Ricardo Rosselló Nevares atraviesan casi diariamente el CCPR.
La entrada al recinto está custodiada por oficiales armados. La escena se repite en cada área designada, así como frente a las escaleras eléctricas que dan acceso a los niveles superiores.
El ingreso al tercer piso está restringido. Tampoco se permiten fotografías. Ahí están concentradas las operaciones de la AgenciaFederal para el Manejo de Emergencias(FEMA).
Mientras, el lado este del segundo nivel está bajo jurisdicción de FEMA y en lado oeste se concentran las operaciones del Gobierno local. El primer nivel, por su parte, está divido entre la prensa del país, las agencias estatales y las operaciones que dirige el teniente general Jeffrey Buchanan, quien controla la operación del Joint forces Land Component Command.
“Ver los oficiales con armas largas es muy atípico para lo que es la operación regular”, reconoció Pérez que trabaja para AEG, operadores del CCPR.
En ese primer nivel está ubicada también un área de descanso para el grupo de first responders y un área donde el personal destacado en el campo recarga sus suministros.
“Yo me paro aquí a veces, miro hacia abajo y veo todo el movimiento y me quedo asombrado con la magnitud de lo que está ocurriendo aquí… el esfuerzo que se está haciendo aquí para restablecer a Puerto Rico es enorme”, expresó Pérez.
Complicado rompecabezas
Armar las operaciones de un Gobierno en medio de una respuesta a un evento catastrófico requiere de múltiples detalles cuya complejidad incrementa en medio de una emergencia como la que vive el país en la que – a tres semanas del impacto- entre el 80% y 90% de la población permanece sin servicio de electricidad y más de un 40% carece de agua potable.
Pérez reconoce la complejidad del escenario que tenía entre sus manos, pero afirma que la experiencia de trabajar en la organización de actividades a gran escala los obliga a tener un plan de contingencia que -sin duda- les habilitó el camino a lo que sería la respuesta a los estragos que dejaría María.
“Nuestro equipo de ingeniería se asegura que todos los equipos vitales del edificio estén funcionando, en óptimas condiciones… eso es un trabajo de mantenimiento preventivo, son los estándares corporativos que tenemos”, destacó Pérez.
Ahí cae el generador eléctrico, los ascensores, las escaleras eléctricas, el tanque de diésel, la cisterna, los chillers y el sistema de enfriamiento. Cada uno de estos componentes recibe mantenimiento mensualmente, llueva o truene. “Esa es una de las claves para nosotros haber estado listos y poder, a 24 horas, 36 horas de María, servir como sede de operaciones del Gobierno”, sostuvo Pérez.
Aparte de asegurar una estabilidad de los equipos, resultó un reto, además, habilitar el edificio para que el Gobierno asumiera su rol de forma inmediata. La estructura, dijo, no sufrió daños tras el paso de María, pero sí se inundó el primer nivel -alfombrado completamente- con unas cuatro pulgadas de agua.
“Esa planificación estaba hecha antes de que entrara el mayor grupo de personas y visitantes al Centro”, señaló.
La falta de comunicación
Entre los detalles que el equipo del CCPR podía controlar no estaba el hecho de que se perdiera el 100% de la comunicación en el país.
Pero aún así estaban preparados para ese panorama, aseveró Péréz. “Irma fue un drill… ya nosotros teníamos un plan y dentro de ese plan todo el mundo empezó a llegar… por eso pudimos reaccionar rápido”, describió.
Cada uno de los suplidores o contratistas sabían cuándo tenían que llegar. Aún así los abastos estaban en su máximo nivel. Tenían alimentos y bebidas suficientes para operar 21 días y alimentar entre 2,000 y 3,000 personas diariamente. “Es parte de la planificación que hacemos”, sostuvo.
De hecho, es la cocina – “la más grande del Caribe”- el lugar de menor descanso. Allí las labores inician a las 3:00 de la madrugada con la preparación de unos 5,000 desayunos. La misma cantidad de almuerzos y cenas se sirven en el trayecto del día gracias al trabajo de sobre 30 empleados, incluyendo un chef ejecutivo.
“Este servicio que estamos haciendo no es de banquete que es un poco mas fácil de servir… nosotros tenemos ahora mismo cinco punto de ventas que están operando completamente”, dijo.
El tanque de 30,000 galones de diésel también estaba seguro. Para mantener las operaciones del CCPR inalteradas se necesitan unos 5,000 galones de diésel diarios. Cada cinco o seis días hay que recargar el combustible.
En el caso del servicio del agua en los primeros días dependieron de una cisterna de 125 mil galones. “Se nos ha hecho mas fácil que, quizás, a otro lugar, porque al ser el Centro de Mando de FEMA tenemos prioridad. Dehecho, ellos nos ha provisto el diésel”, mencionó.
La agencia también hizo disponible gasolina para los empleados del CCPR que no tenían suficiente combustible para ir a sus hogares a descansar y regresar a trabajar.
“Eso fue vital para continuar dando los servicios y que no se interrumpieran… su operación no se puede ver interrumpida”, expresó Pérez durante el recorrido por las instalaciones.
Otra área en la que el CCPR recibió refuerzos fue en la conexión inalámbrica de internet. A pesar de que poseen el servicio, FEMA trasladó hasta la Isla su propia estructura. De forma similar operó el gobierno estatal, aunque a través de contratistas locales.
Parte de ese equipo – entre los que hay radares y aparatos satelitales-, permanece en una de las alas de la zona de carga. “Para mí esto es una de las cosas mas impresionantes… aquí uno ve la magnitud de la parte militar de lo que está pasando aquí”, señaló.
-Cuando mire hacia atrás, ¿qué será lo que mas va a recordar?
El orgullo de poder haber sido parte de todo esto, de poder haber tenido unas facilidades listas, en buen estado… En el futuro todos vamos a recordar el Centro como una pieza clave en el restablecimiento de la economía, del Gobierno, del día y día, así que estamos tratando de aportar en facilitar esto de otras maneras”.
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